Patrizia D'Addario, la prostituta vip que pasó dos noches a fines de 2008 con el primer ministro italiano Silvio Berlusconi, dio una entrevista para la revista GQ en la que se define como una mujer pudorosa, religiosa y muy apegada a su familia. Además afirma seguir pagando un precio muy alto por haber destapado lo ocurrido.
En junio de este año Patrizia hizo públicas unas cintas que contenían las conversaciones entre ella y Berlusconi de las dos noches que estuvieron juntos.
En la entrevista con la revista la mujer habló sobre su precaria situación actual y de cómo está rehaciendo su vida tras el escándalo. Entre sollozos, Patrizia contó también cómo la muerte por error médico de su hermano y el suicidio de su padre la marcaron ya desde su niñez.
D'Addario dice ser una persona respetuosa con los demás, a pesar de todo lo que se dijo de ella, y se reconoce muy pudorosa, admitiendo que "siempre tengo algo encima. No me gusta andar ni dormir desnuda".
"Yo soy muy educada, intento evitar las palabrotas", aseguró la mujer, que también con confesó que por las noches, antes de dormir, se ducha y habla con Dios y con su padre.
Según ella misma contó su papá se suició por no poder conseguir su sueño: construir una residencia en unos terrenos de su propiedad.
El viejo sueño de su padre influyó demasiado en la vida de Patrizia ya que, según ella, aceptó pasar dos noches con Berlusconi porque le ofreció a ayudarla con el tema de los terrenos, promesa que finalmente no cumplió.
Al hacer públicas las cintas con las grabaciones privadas, muchos acusaron a Patrizia de querer vengarse del primer ministro. Sin embargo la escort asegura que no es así, ya que simplemente fue llamada a testificar en el juicio a Gianpaolo Tarantini, el empresario que la puso en contacto con el primer ministro italiano: "rotundamente no, el Tribunal me llamó, decidí colaborar y contar la verdad".
A pesar de todo, Patrizia afirma que no guarda rencor a Berlusconi, "votaba por su partido, tenía una buena imagen de él", aunque sí se sintió "muy desilusionada" cuando él no cumplió su promesa de ayudarla.
Pero sus declaraciones le trajeron aún más amargura. "No encuentro trabajo. Me pregunto de dónde voy a ganar dinero", explicó la escort. "No tengo amigos, sólo tengo a mi familia; debo seguir adelante por mi hija", agregó.
Parece que lo ocurrido se suma a la larga lista de desgracias de la vida de esta mujer, quien no duda en admitir que, por sólo dos noches, "el precio a pagar ha sido muy alto". Eso sí, su principal objetivo sigue en pie: "sobre todo espero que lleguen a buen fin las obras que inició mi padre".
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